El Didgeridoo o Yidaki es posible que sea sea el instrumento musical más antiguo de la tierra, se cree que tiene unos 40.000 años de antigüedad. Los aborígenes australianos lo utilizan para sus fiestas, celebraciones, rituales, y también como instrumento sanador ante enfermedades diversas. El Didgeridoo se toca mediante la vibración de los labios y con una técnica llamada respiración circular.
Los aborígenes de Australia lo nombran de forma diversa según la tribu o su ubicación geográfica, pero al parecer entre ellos es más conocido como yidaki, que significa “el cuello del emu”, (especie parecida al avestruz que habita en tierras australianas). También puede llamarse aritjuda, mago, yiraka, yigi, emu, ebora, gurrmurr, djlupu, o infinidad de nombres más. Didgeridoo es el término que asignaron al instrumento los primeros colonos ingleses, ya que su sonido parecía emitir esa palabra al ser interpretado por los aborígenes.
¿De qué está hecho?
Originalmente es un tronco o una rama de eucalipto vaciada longitudinalmente y de forma natural por las termitas. Éstas devoran la parte interior del tronco, convirtiéndolo en un potente amplificador de sonido.
Un didgeridoo, usualmente, mide entre 6 y 12 cm. de diámetro, y su largo puede variar desde, aproximadamente, 50 centímetros, hasta dos metros o más. El largo del instrumento determina la gravedad de su sonido. Algunos presentan un ensanchamiento en su boca inferior, semejante a una trompeta. Muchas veces, la boca superior, por la cual se sopla, presenta una cubierta de cera de abejas, para prevenir la irritación de los labios a causa del roce.
Los aborígenes australianos fabrican sus didgeridoos artesanalmente y no tiene el mismo valor un didgeridoo fabricado por alguien que no sea un aborigen.
¿Cómo es su sonido?
El didgeridoo produce un tono fundamental bajo y una gran variedad de armónicos, en un sonido a menudo muy similar al acorde de voz de los monjes tibetanos. Es fácil de tocar, no requiere experiencia musical y tampoco es necesario saber solfeo. La respiración circular permite mantener el sonido ininterrumpidamente y además aporta notables beneficios. Según un reciente estudio científico, se sabe que tocar regularmente el didgeridoo mejora el sueño, reduce los ronquidos y disminuye la somnolencia diurna. Todo esto sin olvidar los beneficios que aporta tomar conciencia de nuestra propia respiración. Su práctica oxigena y se convierte en un momento meditativo que serena y despeja la mente.
Su sonido es hipnótico y puede ser muy relajante o muy rítmico. En nuestra sociedad, además de utilizarse como instrumento de música se usa para sanación por musicoterapeutas.